"No sé decir cuánto tiempo después de tirarme por la terraza él salió de la casa mientras decía 'zorra, hija de puta, ¿te has muerto ya?, ¿ya te has enterado de que la única forma que tienes de librarte de mí es muerta?' Como era enfermero, me tomó el pulso en el cuello y cogió con todas sus fuerzas un palo y me arreó un golpe en la cabeza y luego en los brazos, las piernas y las costillas, hasta romperme entera", dijo Raquel entre lágrimas.
La víctima también explicó que tras esos golpes empezó a "estar peor" y que él la arrastró por las piernas y con la cabeza golpeando contra las escaleras de piedra.
También contó que cuando despertó en el Hospital, donde ingresó en muerte cerebral (así lo recogen los informes médicos y forenses), le dijeron que llevaba puesta una ropa y un bikini que ella no se había puesto ese día, por lo que consideró que "la única explicación es que él me lo pusiera después de la agresión".
- "Si se cansa, podemos descansar un rato", le dijo a Raquel el presidente de la sala.
- "Yo estoy bien, prefiero acabar con esto cuanto antes", contestó ella.
Respecto a algunos cambios que había hecho Raquel en su declaración con respecto a su declaración de hace tres años, Raquel dijo que "mi mente se ha ido recuperando de las heridas y las pesadillas crearon como un puzzle, he ido recordando todo, y ahora el alma y el corazón están tranquilos. Lo que he contado hoy es lo que ocurrió, aunque no recuerde todos los detalles. En mi primera declaración yo estaba todavía muy enferma".
A preguntas de su abogado, el gallego Felipe Patiño, Raquel detalló que cuando Muñoz la pilló haciendo las maletas y entró, "yo le dije la verdad, que estaba recogiendo porque ya no podía más con esa situación", y que "él se puso como un energúmeno, se cabreó muchísimo y yo empecé a sentir mucho miedo".
"Como hacía siempre, me agarró por el cuello con una mano, como si fuera una tenaza, el dolor era brutal. No se pueden ustedes imaginar la fuerza que tiene este hombre. Me lanzó contra el pozo". "Me dejó allí rota y luego me arreó con un palo", contó a la sala entre sollozos.
Respecto a la llamada al 112 de 2018, Raquel explicó que Muñoz ya le había advertido en varias ocasiones "que tuviera cuidado con lo que hacía, que él lo tenía todo controlado, y que la Policía Local estaba bajo sus órdenes porque él conocía a Pereira y no me iban a ayudar nunca".
- ¿Por qué volvía usted siempre con él?, preguntó Patiño.
- "Porque me amenazaba de muerte a mí y a mi familia, me decía que no iba a poder trabajar más en Ponferrada. Había amenazas, coacciones, brutalidad", relató Raquel. "Temía por mi hija, por su padre, por mis amigas y por todo el mundo".
También contó Raquel que Muñoz "me pegaba con los guantes de boxeo en la tripa" y que "me golpeaba en los pechos cuando tenía la menstruación, que es cuando más duelen". "Las putas como tú el sitio donde tienen que estar es en la calle", solía decirle Muñoz, según relató Raquel.
"La frase correcta es que él me lanzó contra el pozo, yo no me caí", corrigió Raquel al otro abogado de la acusación particular, el letrado de su hija, Jaime de la Hera. "Abajo, me dio en la cabeza y también me dio patadas".
La defensa de Muñoz
No quedó muy clara durante esta primera sesión del juicio a Muñoz por intentar matar a su mujer y otros siete delitos cuál es la errática estrategia de su defensa, ejercida por Ana Isabel López y Pedro Quintana. Sus preguntas parecían más destinadas a poner nerviosa a Raquel que a preguntarle sobre detalles concretos, y el propio presidente de la sala tuvo que llamarles la atención en varias ocasiones por "hacer comentarios y no preguntas" y por formular preguntas que consideró no procedentes.
Con todo, tras un pequeño inciso para que Raquel pudiera comer algo y tomar su medicación, aún tuvo que soportar el visionado de la reconstrucción de los hechos en Toreno, que volvió a ver entre lágrimas. Las imágenes mostraban a una Raquel muy desorientada y confusa, era noviembre de 2020 y estaba muy enferma aún. La impresionante recuperación de Raquel era este lunes evidente, aunque estaba tan agotada que cuando terminó de declarar prefirió irse a descansar y "perderse" la declaración de su hija.
Antes, el magistrado Miguélez le formuló una pregunta a Raquel: "Cuando él le agarró del cuello, ¿usted qué hizo?". "Yo me agarré fuerte a su brazo con las uñas para que no me soltara".