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En invierno o en verano, caiga nieve o luzca el sol, contemplar León desde esta casa ofrece unas vistas panorámicas imperdibles. En las nubes. Al fondo, la Catedral; antes, Botines, el Palacio de los Guzmanes, la calle Ancha. Hace ya diez años que, a punto de inaugurarse este restaurante, una periodista bautizó como "el cielo de León" a Nimú Azotea, un punto de encuentro y un lugar donde celebrar cualquier cosa que rápidamente se convirtió en parada imprescindible para turistas y locales.
A diez plantas sobre el suelo, Nimú Azotea abrió sus puertas en septiembre de 2014. Con dos espacios donde comer o cenar (uno al aire libre) y una terraza que sigue volviendo locos a tiktokers, turistas y amantes de la belleza de la capital leonesa, Nimú Azotea acaba de cumplir su primera década de vida, una efeméride que conmemoran con una carta de 'grandes clásicos' que ya pueden disfrutar sus clientes, que además han ayudado a confeccionarla.
"¿Qué platos no pueden faltar en nuestra carta?". Y pocos hubo que no citaran los aplaudidísimos niguiris (el de huevín de codorniz y trufa, o el de gambas al ajillo, ay, y aquellos que hubo de foie y manzana) o el postre estrella de la casa, 'la pecera de Miguel', una de las creaciones del jefe de cocina, Miguel Estrada que no suelen faltar en las comandas cada día, donde tampoco faltan el steak tartar, o el tartar de atún, o el ceviche, o las tiras de pollo y las minihamburguesas y croquetas.
Además de una carta de 'grandes hits', la celebración de los diez años del Nimú tienen su punto álgido este domingo, cuando 140 privilegiados -entre ellos, los 'mejores' clientes del local en esta década (los más asiduos)- disfrutarán de una jornada festiva repleta de sorpresas.
El chef Estrada forma un buen equipo con la jefa de sala de este enclave de vistas mágicas, Celia González Torre (Villablino, 1991), que cuenta a Tribuna León que todo el equipo está muy entregado a los preparativos de la fiesta tipo cóctel en la que clientes y trabajadores soplarán las diez primeras velas de esta casa. "Habrá picoteo, música en directo, un fotomatón para inmortalizar las risas de la jornada y un sorteo de comidas y cenas para los asistentes", dice, "se trata de agradecerles la confianza durante todos estos años en que siempre nos han elegido para sus encuentros más especiales: comidas, cenas, aniversarios, reuniones de trabajo, algunos eventos familiares...".
La leonesa, que ha crecido en la hostelería mientras ha ido creciendo Nimú Azotea, sonríe con la discreción que la caracteriza al explicar que en estos años aún no se han calmado en León las ganas de subir a Nimú a hacer fotos panorámicas de la ciudad. "Ya no es tan exagerado como cuando abrimos, que había colas a diario, pero las mesas con vistas de la Catedral siguen siendo las más solicitadas por nuestros clientes, y hay pocos visitantes que saquen unas fotos desde nuestra terraza, que es una maravilla".
El anterior propietario del local, Antonio Vázquez Muñoz-Calero (grupo Vamuca), dio a Celia @sonrisaspermanentes su primera gran oportunidad profesional cuando ella apenas tenía 22 años. Reconoce que siempre le estará agradecida y que su labor al frente de la sala, por la que han pasado alrededor de 80 camareros en estos años (corren malos tiempos para encontrar personal cualificado en el sector), le sigue entusiasmando "como el primer día". Y se nota: domina la sala y hace sentir al comensal como en casa, algo que parece sencillo pero sólo logran unos pocos.
Aunque González Torre empezó a estudiar Hostelería pensando en hacerse cargo de los fogones de algún restaurante, pronto le enamoró la sala. "Y así sigo, me apasiona mi trabajo y mi relación con los clientes".
A Celia, como a los buenos jefes, no le faltan agradecimientos para su equipo, para el responsable de la cocina y para Manuel García, veterano director del hotel en que se encuentra ubicado Nimú, el Conde Luna. Ambos espacios son ahora gestionados desde 2021 por el grupo Barceló.