Los técnicos de la Junta liberan al osezno de Barniedo tras salvarle la vida en Valladolid

Porta dos emisores, uno colocado en su espalda, que emitirá señal por GPS, y el otro es un crotal que emite radiofrecuencia

Alejandro De Grado Viña
Domingo, 17, Noviembre, 2024

Los técnicos de la Junta han liberado al osezno de Barniedo en una zona próxima al entorno donde fue hallado herido. La puesta en libertad se llevó a cabo en un robledal con gran producción de bellota, lo que le facilitará alimento en los próximos meses. Porta dos emisores, uno colocado en su espalda, que emitirá señal por GPS, y el otro es un crotal que emite radiofrecuencia. 

Estas medidas permitirán a los técnicos poder estar pendiente de él sin necesitar de desplazarse a la zona. Cabe recordar que pesa casi 30 kilogramos, aunque cuando llegó al CRAS de Valladolid el 2 de agosto solo pesaba 6 kilos. Afortunadamente, se encuentra en muy buen estado de salud, con gran energía y su comportamiento, de momento, es muy esquivo con los humanos.

En este trabajo, dirigido por el personal técnico y veterinario de la Junta de Castilla y León, participaron también veterinarios del Principado de Asturias. Se trata de una participación mutua cuando el ejemplar es liberado en Asturias, como fue el caso de Cova, y que permite compartir conocimiento y experiencia que enriquece a ambos equipos. Agentes medioambientales y celadores de la Junta, más personal de la Patrulla Oso de la Fundación Patrimonio Natural de la Junta de Castilla y León, se han encargado de ejecutar las distintas fases del manejo y traslado del osezno.

 

En este sentido, el director veterinario del CRAS de Valladolid y responsable de su liberación, Álvaro Soto, asegura que, como en la zona hay suficiente alimento como para comer, el osezno no necesitaría hibernar. La labor de Soto, junto a su equipo, consistió en desparasitar al osezno, limpiar y desinfectar sus heridas y administrar antibióticos para evitar infecciones. A partir de ese momento, se inició un proceso de cura de sus plantas quemadas y de alimentación para que ganara peso y autonomía hasta el momento de su traslado a la finca de aclimatación de Valsemana de la Junta de Castilla y León.

 

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